Un año después de la muerte de la actriz Carrie Fisher, los fans de Star Wars conservan muy presente el recuerdo de la princesa Leia mientras que el público general ha redescubierto la figura de una carismática mujer que vivió su vida de frente y con total valentía.
El reciente estreno de Star Wars: Los últimos Jedi, con la última aparición en el cine de Fisher, ha culminado un año de numerosos homenajes a la actriz, que falleció a los 60 años en Los Angeles, Estados Unidos el pasado 27 de diciembre de 2016 cuatro días después de sufrir un infarto en un avión. El destino guardaba un perverso giro final ya que solo un día después del fallecimiento de Fisher murió su madre Debbie Reynolds, la protagonista de Cantando bajo la lluvia (1952), según publicó El País.
La muerte de Fisher no alteró los planes de Star Wars: Los últimos Jedi, el noveno episodio de la famosa saga galáctica ideada por George Lucas, puesto que la actriz ya había concluido sus escenas en esta cinta. Así, la promoción y la propia película se convirtieron en un testamento fílmico de la artista, tanto que en los créditos del largometraje se puede leer la siguiente dedicatoria: "En recuerdo cariñoso de nuestra princesa Carrie Fisher".
De ser la rebelde princesa y la única mujer con peso en la trilogía original, Fisher pasó en los nuevos filmes de Star Wars a ser la general Leia Organa, que encarna la serena esperanza de la Resistencia y que, de alguna manera, amadrina a toda una serie de heroínas que luchan contra el Lado Oscuro.
Daisy Ridley como Rey es la máxima exponente, pero también otras como Laura Dern (Holdo) o Kelly Marie Tran (Rose) han contribuido a que el universo de Star Wars sea más femenino y diverso. Con el privilegio de ser la pionera y el primer reflejo natural para las fans de Star Wars, la memoria de Fisher fue protagonista en la Star Wars Celebration de Orlando, la gran convención dedicada a explorar todos los rincones de la saga. "Era brillante y obviamente todos la echaremos de menos. Pero siempre será la princesa que asumió el mando y nunca retrocedió (...). Siempre estaba ayudando a los otros a salir de los líos que habían creado. La amaremos por siempre jamás", dijo George Lucas en uno de los actos. "Sería muy fácil dejarse consumir por la pena. Dejadme contaros que ahora cuando voy a dormir no hay un día en el que no piense en ella", señaló un emocionado Mark Hamill.
La muerte de Fisher dio al traste con las ideas de Star Wars para el futuro, según desveló la presidenta de Lucasfilm, Kathleen Kennedy, que contemplaban que la actriz fuera la estrella del décimo episodio, después de que Harrison Ford (Han Solo) fuera el centro de la séptima parte y Mark Hamill (Luke Skywalker) fuese el eje del octavo filme. Pero más allá de Star Wars, el público redescubrió este año la enorme y singular personalidad de Fisher: una mujer muy independiente, valiente y con un gran sentido del humor, pero que también sufrió mucho por su adicción a las drogas y por padecer trastorno bipolar.
La intérprete afrontó con muchísima transparencia sus problemas en libros como Wishful Drinking (2009) o en la película Postales desde el filo (1990), cuyo guion, firmado por Fisher, estaba inspirado en su volátil relación con su madre Debbie Reynolds. Pese a las dificultades, la actriz hizo gala de un humor socarrón para reírse de sí misma hasta el último minuto: sus cenizas fueron depositadas en una urna con forma de pastilla de Prozac.
La valentía de Fisher la elevó como icono del feminismo y, durante las movilizaciones de las "Marchas de las Mujeres" que en enero recorrieron Estados Unidos contra el presidente, Donald Trump, fue habitual ver carteles con la cara de la artista llamando a la rebeldía y la resistencia.
Tras el tremendo escándalo sobre las agresiones sexuales en Hollywood, también se supo que décadas atrás, y tras conocer que una amiga guionista había sido acosada por un productor, Fisher envió a este ejecutivo una lengua de vaca en una caja para advertirle de las consecuencias de que siguiera con esos comportamientos.
Ya fuera por su nominación póstuma al Emmy por la serie Catastrophe o por el éxito de ventas de su libro de memorias The Princess Diarist, el espíritu de Fisher siguió muy vivo en 2017, aunque quizá el homenaje más sincero e íntimo fue el del documental Bright Lights. Estrenado a pocas semanas de la muerte de Fisher y Debbie Reynolds, Bright Lights buceaba con mucha ternura en la a veces convulsa y otras veces estrecha relación entre madre e hija.
Pero el documental también subrayaba, una vez más, que por encima de todo Fisher siempre será la princesa Leia para el público, tal y como decía la propia actriz: "La aman y yo soy su custodia y lo más cercano que vas a conseguir (a Leia). Ella es yo y yo soy ella".