En 2005 un estudiante de arte se llevó una de las esculturas más importantes del artista Auguste Rodin, sin que los guardias del Museo de Bellas Artes lo advirtieran. La idea era plantear que una obra estaba más presente no estando, tema abordado en Robar a Rodin.
María Paz González explica que el film es “la historia de la brecha entre creernos los jaguares de Latinoamérica, y ver cómo funcionan las cosas en la práctica y la fragilidad de las instituciones.”