Según estudio realizado por el neurocientífico Serge Stolerú, luego de escanear el cerebro de varios hombres antes y durante un orgasmo, los resultados demostraron que dentro de la materia gris masculina, dividida en dos áreas, la corteza cingulada y la amígdala, dan el orden al resto del cerebro de desactivar cualquier sensación de deseo justo después de tener una relación sexual.
A lo anterior se suma la secreción masiva de oxitocina y serotonina, las cuales producen un sueño profundo, según explicó Stolerú en Neuroscience and Biobehavioral Reviews.
En una encuesta realizada entre 10.000 adultos en Europa, demostró que un 80% de los hombres se duermen profundamente luego de tener sexo. De este universo, un 48% confesó haberse quedado dormido alguna vez durante el acto sexual.
En el caso de las mujeres no ocurre lo mismo, según estudio de la Universidad de Michigan en Estados Unidos, lo que explica la poca atención que se le otorga tras mantener una relación sexual con sus parejas.