Es normal que al comienzo de una relación nos guardemos nuestras mañanas, y que poco a poco vayan saliendo a la luz. A veces en este desenmascaramiento nos encontramos con gente con personalidades complicadas e incluso nocivas, que sólo producen decepción y frustraciones.
Lillian Glass, experta en comunicación y lenguaje corporal, publicó el libro Hombres tóxicos con el propósito de enseñar a las mujeres a descubrir cuanto antes lo que puede ocultarse tras un discurso cautivador. Glass ofrece los cinco perfiles más peligrosos:
El autodestructivo: Los demás o la mala suerte son los causantes de sus fracasos. Su pareja se convierte así en una madre que, en unos casos, debe consolarle y, en otros, debe facilitarle lo que él no puede conseguir por sí mismo.
El controlador: Nada puede ocurrir en la vida de su pareja sin que él lo sepa y de su consentimiento. Si no lo acepta, la intimida con amenazas o con una actitud agresiva.
El manipulador: No admite un no por respuesta, retorcerá los hechos y las palabras para lograr su propósito, incluso hará sentir culpable a su pareja de cualquier conflicto.
El narcisista: Todo empieza y acaba en él. La mujer que esté a su lado debe permanecer en un segundo plano y mostrarse agradecida por tener la suerte de compartir su vida con alguien tan especial.
El huidizo: Se presenta como un espíritu libre que no puede atarse a nada. Es su manera de huir del compromiso y de justificar sus ausencias o sus debilidades.
El test
Este tipo de actitudes distorsionan la realidad y son muy dañinas, es por eso que Glass propone reflexionar con respecto a la relación respondiendo las siguientes preguntas:
¿Te sientes optimista y llena de energía después de estar con él?
¿Hay siempre respeto mutuo?
¿Te hace sentir valorada, inteligente y atractiva?
¿Notas su falta cuando no está?
¿Te sientes segura junto a él?
¿Habla bien de ti a otras personas?
¿Al pensar en él ríes o sonríes?
¿Te apoya siempre?
¿Saca lo mejor de ti?
¿Te sientes animada y motivada a su lado?
¿Cómo reconocerlos?
Glass también propone una guía para identificar a los mentirosos habituales. Mientras más señales se vean, más posibilidades hay de que él esté mintiendo.
Se encoge de hombros al relatar un suceso.
Tiende a humedecerse los labios y se los muerde.
Traga saliva.
No mueve las manos al hablar.
Rompe el contacto visual y parpadea mucho.
Mira fijamente sin expresividad (máscara emocional).
Se le ve inquieto.
Tiene los hombros hundidos y la cabeza gacha.
Mueve los pies nervioso.
Se pasa la mano por el cuello y se rasca.
Suda.