Mientras en Chile y en Latinoamérica estamos en el 2017 conociendo recién los famosos y exóticos "cafés con gatos", en Japón ya están en el año 3000: proliferan los famosos cafés mini zoológicos, con búhos, conejos y erizos.
Una moda que partió en 1998 en Taiwán con los neko cafe (café con gatos), y que tuvo su auge durante 2014, y ahora tiene estos otros animales. La modalidad es el pago por entrada, y se deben hacer reservas, como en restaurante, ya que por el espacio, y el bienestar de los animales, no pueden haber más de 16 visitantes por hora.
Experiencia que tiene éxito dadas las prohibiciones de los inquilinos de las grandes orbes urbanas japonesas de tener animales en sus departamentos. Por eso es que, según cuenta una de las administradores de uno de estos café al diario Clarín, "el cliente extranjero hace una única visita, pero el japonés suele venir varias veces".
Su tienda, ubicada en el barrio Ginza en la estación de tren de Ikebukuro en Tokio, tiene 33 búhos, abre desde la 1 a las 7 de la tarde, y a las 5 se hace una pausa para comprobar el estado de las aves. "Su popularidad creció gracias al fenómeno Harry Potter y al animé japonés", habla sobre la creciente cantidad de gente que ha llegado al lugar a ver a los búhos.
En Chile, el primer café con gatos fue el Rendebú, que se ubicó en el Barrio Italia y fue una iniciativa que esuvo abierta en 2015 que buscaba promover la adopción de estos animales. Sin embargo, también había que inscribirse para ir. Actualmente hay un café permanente que busca lo mismo: el café Mundo de Dalí en Ñuñoa, que trabaja con la Fundación Club Gatero, y rescatan gatos callejeros para darle hogar temporal.