En el mundo asiático las muñecas de silicona cada vez se vuelven más populares, y en Japón, una familia "integró" a una de ellas.
Masayuki Ozaki, un fisioterapeuta de 45 años, compró una después de que se apagara la chispa de su matrimonio. Actualmente vive con ella en Tokio, junto a su esposa y su hija adolescente.
"Después de que mi mujer diera a luz, dejamos de hacer el amor y sentí una profunda soledad", contó Ozaki a la agencia AFP.
"Leí un artículo en una revista sobre el tema de estas muñecas y fui a ver una exposición. Fue un flechazo", agregó el fisioterapeuta, quien dice haberse enamorado de la muñeca, a la que bautizó como Mayu.
"Cuando mi hija entendió que no era una muñeca Barbie gigante, tuvo miedo y pensó que era asqueroso, pero ahora ya es suficientemente mayor para compartir la ropa con Mayu", añadió.
Ozaki asegura que quiere tener a su muñeca "siempre a su lado", y de paso critica a las mujeres de su país por "tener el corazón duro".
"Son muy egoístas. Sean cuales sean mis problemas, Mayu, ella, siempre está aquí. La quiero con locura y quiero estar siempre con ella, que me entierren con ella. Quiero llevarla al paraíso", afirmó.