En Francia hay un lugar donde no hay restricciones y todo está permitido, incluso el sexo en público. Se trata de Cap D'Agde, un balneario nudista ubicado en las costas del mar Mediterráneo.
Desde hace algunos años, el lugar se ha convertido en la capital europea del libertinaje y en el mayor complejo de naturalismo del mundo.
Aquí las personas practican el nudismo como un estilo de vida, ya que lo consideran como la forma más directa y sencilla de entrar en contacto con la naturaleza y el entorno, derribando los prejuicios que impone la sociedad moderna. El nudismo no sólo está establecido en Cap D'Agde, sino que es obligatorio en algunos lugares.
La principal atracción de Cap D'Agde es su playa, la que está dividida en tres partes. Una sección familiar, de un kilómetro, y otra sección de dos kilómetros donde los asistentes pueden dar rienda suelta a la lujuria sin tapujos. Parejas y grupos practicando sexo, swingers y uno que otro voyerista son la tónica. Esta zona, a su vez, está dividida en un sector para homosexuales y otro para heterosexuales.
En las arenas de este balneario todo está permitido, pero en la calle no se puede tener sexo en público. Si una o más personas son encontradas por un oficial en el acto, se arriesgan a una multa de 15 mil euros. Todo queda en la playa, eso es ley.
Un bono de acceso al balneario cuesta 45 euros, pero muchos turistas prefieren pagar 8 euros —o 18 si se entra en auto— para sólo estar unas horas en el lugar.