La buena suerte no parece es la característica de este sujeto: John Ripple, un ciudadano de Kansas City que cometió un delito para irse preso y no ver más a su esposa, quedó con arresto domiciliario.
"Tengo un arma, dame el dinero", dijo en septiembre del 2016 al cajero de un banco y se llevó $3.000 dólares. Pero en vez de huir se acercó al guardia y se entregó. Informa Fox News que al ser detenido confesó que el delito era para ir a prisión.
"Prefiero estar en la cárcel que en casa", le dijo a un agente del FBI. Pese a esto, su cónyuge lo acompañó a Ripple al tribunal.
Ante todo pronóstico, la sentencia resultó ser peor: Ripple fue condenado a seis meses de arresto domiciliario, tres años de libertad vigilada y 50 horas de trabajo comunitario.