Richard Angell se encontraba en un restaurante en el Borough Market en Londres cuando ocurrió el ataque terrorista el pasado 3 de junio, que cobró la vida de siete personas. Cuando la policía entró a desalojarlos Angell no había terminado de comer, y no alcanzó a pagar la cuenta.
A la mañana siguiente el hombre regresó a saldar su deuda con el restaurante, pero un cordón policial le impidió hacerlo. De todos modos asegura que regresará cuando el local reabra sus puertas.
"Hay que pagar la cuenta y dar una propina a los camareros. Cuidaron de nosotros cuando deberían haber mirado por ellos mismos. Además, era una buena comida y quiero disfrutar del resto de mi segundo plato", declaró Angell a la edición británica de Buzzfeed.
El británico defiende que sus compatriotas deben mantener la normalidad y mostrarse vitales y positivos: "Esta gente no debe ganar. Borough Market es uno de mis lugares favoritos en la mejor ciudad del mundo. No voy a permitir que actos barbáricos de gente cobarde minimicen eso".
La prensa británica presentó el actuar de Angell como un símbolo de la actitud desafiante que la sociedad británica está mostrando ante el terror. También se ha popularizado la imagen de otro de los clientes del Borough Market que se negó a separarse de su cerveza mientras huía de la zona.