De un día para otro el color azul inmaculado de una piscina de los Juegos Olímpicos de Río se transformó en un verde turbio. Todos se preguntan por qué pasó esto. Desde los Juegos no saben explicarlo, pero aseguran "no hay riesgo para la salud de los atletas".
"Estamos investigando para determinar las causas de lo ocurrido, pero nos alegra informar de que la competición ha terminado con éxito", afirmó Simon Langford. Otro portavoz, Mario Andrada, reconoció directamente: "No sabemos por qué se ha puesto verde". El agua de la piscina que está justo al lado, en el mismo recinto, permanece azul.
Los reponsables de microbilogía del agua del laboratorio madrileño Control apuntaron al medio español, Verne que podría tratarse de algas, en cuyo caso el problema podría quedar resuelto en pocas horas añadiendo hipoclorito al agua. Otro experto con 22 años de experiencia, Karim Raisuni, del laboratorio Adinsa, opina sin embargo -aunque con reservas, porque evidentemente no ha analizado el agua- que por la rapidez de la coloración es más probable que se deba a una reacción del cloro con un metal como el hierro.
Lee más en Verne.