El dúo británico Pet Shop Boys tiene uno de los mejores repertorios de canciones. Es por esta razón que tenemos preparado un especial con las canciones fundamentales de su época ochentera.
West End Girls (Please, 1986)
El comienzo de la historia: el primer single del dúo, lanzado en 1984 con producción del héroe de la música disco Bobby Orlando. Sin embargo, fue la versión que grabaron con Stephen Hague para “Please” la que se convirtió en éxito. Un electro-rap sobre la presión de la vida urbana que aún suena innovador. De paso, transformó a Hague en uno de los productores más solicitados de los 80: OMD, New Order, Erasure y, por supuesto, Pet Shop Boys fueron algunos de sus clientes recurrentes.
Suburbia (Please, 1986)
La canción que quizás mejor simboliza el ideal de la banda: música bailable con letras duras, violentas y callejeras. La decadencia de un infierno suburbano construida sobre una melodía amable, todo envasado en arreglos cinematográficos.
It´s a Sin (Actually, 1987)
En buen chileno, una canción que lleva su inspiración religiosa al chancho. Aunque hoy nos parece un éxito seguro, la banda optó por editar “Heart” como primer single de “Actually”. Un llamado del sello EMI convenció al dúo de que, pese a su complejidad y larga duración, la canción era la más comercial del álbum.
What Have I Done to Deserve This? (Actually, 1987)
Fue la primera canción grabada para el segundo disco de la banda. Una gloriosa colaboración con la diva soul Dusty Springfield: mientras algunos insinuaban que la cantante estaba arruinada vocalmente, el resultado les demostró que todavía quedaba magia y sólo se necesitaba la canción perfecta.
Rent (Actually, 1987)
Concebida inicialmente como una canción acelerada de alto impacto, terminó convertida en una melancólica reflexión sobre las dependencias emocionales, monetarias y físicas. Un drama pop con tanta resignación en el coro que duele.
Always on my Mind (Introspective, 1988)
Atreverse con una versión bailable de un clásico grabado por Elvis Presley, y llevarla al número uno, fue una prueba irrefutable de la llamada “fase imperial” de los Pet Shop Boys: el momento en que sintieron que habían comprendido la esencia de la música pop y que podían hacer lo que quisieran. Ya sea en su edición single o en la que incluyeron en “Introspective”, estamos ante una pieza brillante.
Domino Dancing (Introspective, 1988)
La incursión del dúo en los ritmos latinos, gracias a la influencia de los discos de hip hop muy populares en Estados Unidos en esa época y, claro, ecos de “La isla bonita” de Madonna. Fue el primer single de “Introspective” y sólo llegó al número siete del ranking inglés. Pese a la decepción inicial del dúo, se transformó en una de sus canciones más queridas.
Left to my Own Devices (Introspective, 1988)
Una colosal colaboración con el productor Trevor Horn (The Buggles, Yes, ABC, The Art of Noise, Frankie Goes to Hollywood) que es un festín de voces, máquinas y arreglos orquestales a cargo de Richard Niles. El Che Guevara y Debussy en clave disco: una combinación de revolución, belleza y la celebración de la vida urbana de Pet Shop Boys en sus canciones
So Hard (Behaviour, 1990)
Si “Introspective” supuso la celebración de la música bailable con su extensa e hipnótica producción, el sucesor “Behaviour” fue en la dirección opuesta: un disco melancólico grabado en Alemania junto a Harold Faltermeyer, socio del pionero del electro-disco Giorgio Moroder. A él se sumaron las colaboraciones de Johnny Marr (guitarrista de The Smiths/Electronic) y el compositor Angelo Badalamenti (Twin Peaks). La tristeza incluso se filtra en “So Hard”, la canción más agitada de la colección.
Being Boring (Behaviour, 1990)
Tres versos en tres diferentes décadas para un ejemplo de la formidable narrativa emocional de Pet Shop Boys. Inspirada en la muerte de un amigo del cantante Neil Tennant, la canción es un susurro ambiental sobre crecer, sueños astillados y pérdidas. Fue el segundo single del álbum y el video dirigido por el afamado fotógrafo Bruce Weber es una obra de arte por sí sola.